La cirugía refractiva ha revolucionado la forma en que corregimos los problemas de visión, proporcionando una alternativa efectiva a las gafas y lentes de contacto. Sin embargo, existe una percepción común de que la cirugía ocular puede ser dolorosa. Por eso, abordaremos la pregunta crucial: ¿la cirugía refractiva duele y por qué? Aclaramos algunos mitos y proporcionaremos información valiosa para aquellos que consideran esta opción.
El proceso de la cirugía refractiva
Antes de abordar el tema del dolor, es esencial comprender cómo funciona la cirugía refractiva. Dos de los procedimientos más comunes son el LASIK (cirugía asistida por láser) y el PRK (queratomileusis fotorrefractiva)
-LASIK:
En Lasik se crea un colgajo en la córnea para acceder al tejido subyacente. Después se utiliza un láser excimer para remodelar la córnea y corregir la refracción. Finalmente, el colgajo se vuelve a colocar en su posición original.
-PRK:
En este caso se elimina el epitelio corneal, sin crear un colgajo. Al igual que en el LASIK, se utiliza un láser excimer para remodelar la córnea. El epitelio se regenera naturalmente durante el proceso de curación.
La verdad sobre el dolor
– Durante la cirugía: en términos generales, la cirugía refractiva no debería causar dolor. Antes del procedimiento, se aplica anestesia tópica en forma de gotas oculares para adormecer la superficie del ojo. En algunos casos, se puede proporcionar un medicamento relajante para ayudar a mantener la calma al paciente.
– Después de la cirugía: el malestar después de la cirugía puede variar de una persona a otra. En general, algunos pacientes informan una sensación de ardor o picazón durante las primeras horas después del procedimiento, pero esto suele ser temporal. En el PRK, el tiempo de recuperación puede ser un poco más largo, ya que el epitelio necesita regenerarse.
Algunos factores que pueden contribuir al dolor
-Ansiedad o nerviosismo: la ansiedad puede aumentar la percepción del dolor. La comunicación abierta con el equipo médico puede ayudar a mitigar esto.
-Sequedad ocular: algunos pacientes pueden experimentar sequedad ocular después del procedimiento, lo que puede causar molestias. Es uso de lágrimas artificiales puede ayudar.
En términos generales, la cirugía refractiva está diseñada para ser un procedimiento cómodo y prácticamente libre de dolor. Los avances en tecnología y técnicas quirúrgicas han mejorado significativamente la experiencia para los pacientes. Sin embargo, es crucial seguir las recomendaciones postoperatorias y comunicar cualquier molestia al equipo médico para garantizar una recuperación suave y exitosa.
En Clínica Santa Lucía, nuestros especialistas están comprometidos a brindar el más alto nivel de atención y comodidad a nuestros pacientes. La decisión de someterse a la cirugía refractiva es personal, pero comprender que el procedimiento está diseñado para minimizar el dolor puede ayudar a aliviar las preocupaciones.